Historias de éxito del cliente

Los siguientes párrafos describen casos administrados exitosamente por proveedores desde que se sumaron al Programa de Servicios Alternativos al Aborto de Texas (Texas Alternative to Abortion Services Program). Estos testimonios se dan a conocer solamente con el fin de ilustrar la calidad y el alcance del trabajo de los proveedores. Las protagonistas han aceptado que se publiquen sus testimonios. Hemos cambiado los nombres para proteger su privacidad.

Alma

Alma fue referida por un refugio local para mujeres al Family Care Connection (FCC), una organización comunitaria de asistencia familiar. Era soltera, tenía 27 años de edad, no tenía vivienda, estaba desempleada, había cumplido aproximadamente seis meses de embarazo y había perdido la custodia de su hijo de ocho años. Alma tenía un historial de abuso de sustancias adictivas y de errores en las decisiones importantes de la vida. Se encontraba bajo libertad condicional, cumpliendo servicio de trabajo comunitario por orden judicial.

Alma decía que estaba lista para cambiar totalmente su vida. Quería ser una buena madre para el bebé que esperaba y quería recuperar la custodia de su hijo. El FCC se hizo cargo de gestionar el caso de Alma, como así también de brindarle educación individual y grupal para padres de familia. El trabajador de su caso se reunió con ella varias veces al mes. Platicaron sobre el apego y los lazos afectivos con los hijos, el síndrome de muerte súbita infantil, el síndrome del bebé sacudido, la lactancia materna, el desarrollo cerebral y la depresión posparto.

Alma concurrió a reuniones grupales del FCC sobre cómo establecer relaciones sanas, violencia doméstica, finanzas y nutrición. Alma y el FCC colaboraron para desarrollar un plan de servicios. Alma realmente hizo un esfuerzo y alcanzó sus metas. Acudió a las citas con el trabajador de su caso, concurrió a las reuniones de grupos de padres de familia, respetó sus horarios límite, y cumplió con todas las referencias y citas que le había asignado el trabajador de su caso.

Alma fue referida al Programa de Prevención y Realojamiento Rápido para Personas sin Hogar (HPRP – Homeless Prevention and Rapid Re-Housing Program) donde obtuvo vivienda gratuita por seis meses. El trabajador de su caso pudo encontrar muebles y recursos que cubrieron el costo del viaje en autobús para que la madre de Alma pudiera viajar desde otro estado y ayudarla a cuidar del bebé. El trabajador también la ayudó a obtener información sobre becas y subsidios.

Así, Alma se inscribió en un instituto comunitario de educación superior e ingresó al programa de asistente legal. Comenzó a ir a clase dos semanas después del nacimiento del bebé. Alma recibe una subvención del instituto de educación y productos alimenticios del banco de alimentos del FCC que la ayudan con sus gastos básicos. También recibió ayuda para completar y presentar su solicitud de cupones de alimentos. Actualmente obtiene beneficios de cupones de alimentos, del programa WIC (asistencia para mujeres, bebés y niños), del programa Medicaid para el bebé y se encuentra en lista de espera para obtener cuidado gratuito de niños.

Con el apoyo y la asistencia del Programa de Servicios Alternativos al Aborto, el FCC pudo ayudar a Alma a cambiar su situación y recuperar la custodia de su hijo. Ya se encuentra fuera del régimen de libertad condicional y dice que no planea seguir dependiendo de la asistencia del gobierno. Ha recuperado su dignidad y se siente motivada para ser una madre cariñosa y plenamente dedicada a la crianza de sus dos hijos.

Kaye

A pesar de que decía no estar de acuerdo con el aborto, Kaye planeaba hacerse uno. Su novio había perdido el empleo y deseaba mudarse con ella para que Kaye lo mantuviera económicamente. Lo último que él deseaba eran los gastos adicionales que ocasionaría un bebé, así que la presionó para abortar. Era su primer embarazo y se encontró frente al dilema entre sus convicciones personales y el estrés de las circunstancias del momento. Así llegó al Fifth Ward Pregnancy Help Center, una organización de asistencia a embarazadas, para conversar sobre la posibilidad de continuar con su embarazo.

Kaye manifestó que, si el embarazo no había avanzado demasiado, estaba considerando abortar. Sin embargo, después de informarse sobre el desarrollo del feto, optó por esperar algo más de tiempo antes de tomar su decisión.

Luchaba entre el temor de criar a su bebé sin el padre, si optaba por continuar con el embarazo, y el temor de arrepentirse, si optaba por interrumpirlo.

Después de dedicar un tiempo a reflexionar sobre sus opciones, decidió continuar con el embarazo y criar al bebé. También decidió romper la relación con el padre del bebé porque pensó que no podía responsabilizarse por la vida de aquel hombre. Tenía un empleo bueno y estable, como así también su propio apartamento. Lamentablemente, entre los beneficios de su empleo no se incluía la licencia paga por maternidad. La preocupaba cómo pagaría sus gastos mientras estuviera temporalmente sin trabajar después del nacimiento del bebé. También la inquietaba pensar en cómo costearía los muebles y la ropa para su recién nacido.

Gracias a Grace Closet at Fifth Ward (un centro de artículos donados para bebés) y un “baby shower”, Kaye recibió todos los artículos y la ropa de bebé que necesitaba. También fue referida a recursos comunitarios y obtuvo suficiente asistencia financiera para cubrir los dos meses de alquiler posteriores al nacimiento del bebé.

Kaye se encariñó mucho con su pequeña. Ha expresado su gratitud por el apoyo, la asistencia material y el incentivo que obtuvo en Fifth Ward en reiteradas oportunidades, y agrega que no quiere ni pensar en lo que habría sucedido si no hubiera visitado nuestro centro durante su situación de crisis.

Catherine

Catherine se puso en contacto con The Gladney Center, un centro de gestión de adopciones, a principios de enero. Afrontaba un embarazo imprevisto y tenía interés en la opción de adopción.

Catherine se reunió con una consejera en The Gladney Center y no solo obtuvo información sobre sus opciones para la adopción sino que también fue aconsejada sobre la opción de criar al bebé. Tras considerar sus opciones y evaluar sus circunstancias, Catherine se decidió por planear la adopción de su bebé, que nacería cinco meses después.

Catherine recibió inicialmente servicios de consejería por medio del Programa de Servicio Comunitario del Gladney Center. Sin embargo, las circunstancias familiares de Catherine empeoraron durante el progreso del embarazo. Catherine y su hija de dos años de edad fueron expulsadas de la casa de su abuela, donde vivían. Catherine se quedó sin vivienda ni medio de transporte porque la familia rehusaba prestarle cualquier tipo de ayuda.

Al afrontar la alternativa de tener que vivir en un refugio, Catherine decidió que el programa residencial del Gladney Center era la mejor opción para ella en ese momento. Catherine hizo arreglos para que su hija viviera temporalmente con su padre por el resto del embarazo. Además, por medio del médico contratado por el Gladney Center, Catherine descubrió que tenía problemas graves de salud, y que debía consultar a un médico especializado en embarazos de alto riesgo.

En la residencia del Gladney Center, Catherine recibió de inmediato la contención del personal de apoyo y de otras mujeres que también planeaban la adopción. Así fue que Catherine comenzó a concurrir a nuestra clase conocida como “Decisiones con amor”. Allí, Catherine pudo manifestar francamente sus pensamientos, sentimientos e inquietudes con respecto a la adopción. Durante el desarrollo de la clase, pudo tomar mayor conciencia de sí misma y comprender mejor el proceso de duelo que ocurre cuando se entrega a un hijo en adopción. Así, Catherine pudo prepararse mejor para la travesía emocional que afrontaría en su futuro. Conoció maneras sanas y eficaces de hacer frente a la pérdida de entregar a su hijo en adopción y seguir adelante con su vida. Gracias al incentivo y al apoyo de las demás mujeres de la clase que afrontaban situaciones similares, Catherine pudo construir una red de apoyo que la seguirá respaldando por mucho tiempo después de haberse retirado del Gladney Center.

También pudo participar en nuestras clases de preparación para el parto dirigidas por una enfermera de nuestro vecindario. Catherine tuvo un lugar para vivir, comidas para alimentarse, excelente atención prenatal, transporte para sus citas médicas, apoyo para su decisión por la vida y la adopción, y también recibió asesoramiento sobre asuntos no relacionados con la adopción por parte de un consejero local.

Otro servicio maravilloso que le ofrecieron a Catherine fue aprovechar plenamente el programa “Los próximos pasos” (Next Steps) del Gladney Center. Al participar en el programa, Catherine pudo elaborar un plan de vida para ponerlo en práctica después de la adopción del bebé. Catherine obtuvo asistencia con regularidad para confeccionar su currículum, buscar empleo en su comunidad y asumir el control de su deuda financiera. Ahora tendrá un plan para administrar y pagar su deuda, como así también para controlar sus finanzas de una manera totalmente novedosa. También tendrá un lugar para vivir, un empleo para cubrir las necesidades de su familia y un medio para desarrollar la confianza en sí misma. Catherine ha aprovechado plenamente esta oportunidad de avanzar hacia un futuro mejor, para sí misma y para su hijita.

Krista

No era la candidata típica para nuestro centro de asistencia a embarazadas. Sus dos hijos estaban por graduarse de la secundaria. Esos años de lidiar con adolescentes, de desafíos, de aguardar el regreso de los hijos muy tarde por la noche… Pronto todo eso quedaría atrás.

Tenía 36 años y esto fue lo último que pensó que afrontaría en esta fase de su vida. Por ser soltera y estar embarazada, el aborto era una opción. Al fin y al cabo, ya había pasado por esa experiencia muchos años antes. Hablamos con ella sobre su experiencia anterior con el aborto y la manera en que podíamos ayudarla ahora con este embarazo.

Comenzó a sentirse a gusto con nosotros y su situación, así que empezó a concurrir a nuestras clases sobre destrezas para la vida diaria y a acumular puntos para asistencia material. Pronto empezó a almacenar pañales, toallitas húmedas, mantas y —por último— una cuna nueva.

Se había caracterizado inicialmente por el temor y la indecisión, pero luego comenzó a manifestar confianza en su decisión de criar al bebé. Logró superar algunas cuestiones que habían quedado pendientes de su aborto anterior y empezó a prepararse para la nueva vida que crecía en su interior. Al poco tiempo, su novio empezó a acompañarla a las clases. Él también se estaba preparando para ser papá.

Pronto, comenzaron a hacer una parada en el centro solamente para visitarnos. Se sentaban en el sofá de nuestra recepción y nos contaban todo sobre sus planes, sus esperanzas e incluso cómo decorarían la habitación del bebé.

Cuando nació James, sus padres lo trajeron de visita, con orgullo, varias veces por mes. Nuestro personal y nuestros voluntarios se turnaban para cargar a ese hermoso niño. Ante nuestros ojos, el pequeño fue logrando los primeros progresos de su vida, sonriendo, jalando y gateando… por toda nuestra oficina.

Diecinueve meses después de la primera visita de su mamá a nuestro centro y de la prueba de embarazo con resultado positivo, concurrimos a la fiesta del primer cumpleaños de James en el parque. Es un bebé sano y feliz, y sus padres están muy orgullosos de él.

Maria

María es una mujer hispana, soltera, de 21 años de edad. Ella y el padre de su hijo, Sam, viven juntos con su bebé de tres meses. María y Sam han participado en varias sesiones grupales que cubrieron la atención prenatal, el embarazo, la crianza de hijos y las relaciones sanas. Han recibido consejería en forma individual y asistencia material.

María se hizo la primera prueba de embarazo cuando llevaba unas 5 semanas de embarazo y lamentó que el resultado fuera positivo. No estaba segura de querer ser mamá en esa etapa de su vida porque no creía que podría mantener a un hijo. Consideró la opción de abortar pero no se atrevió a concretarla. Por medio de una clínica médica en Dallas que refirió a María y Sam a nuestro programa, la joven obtuvo atención prenatal.

En una de las sesiones, María y Sam vieron la película “En el vientre materno”. Una vez que concluyó el video, ambos dijeron que habían aprendido lo fundamental sobre la concepción y el desarrollo del feto, y que estaban seguros de haber tomado la decisión correcta de seguir adelante con el embarazo.

Antes de conocer a Sam, María había pasado varios años en prisión debido a una condena por agresión. Ambos necesitaban educarse para desarrollar relaciones positivas. María y Sam concurrieron a nuestra clase denominada “La crianza de hijos es un trabajo en equipo”, que es una experiencia interactiva sobre relaciones sanas para parejas no casadas que comparten la crianza de los hijos. La clase cubría temas como finanzas, desarrollo de habilidades de comunicación y de control de la ira, detección de señales de violencia doméstica, crianza compartida de los hijos y lactancia. Para esta clase colaboró con nosotros personal del programa WIC (asistencia para mujeres, bebés y niños); ellos proporcionaron sacaleches y protectores mamarios para las participantes. Además, todos los participantes recibieron una bolsa de regalo con pañales, tarjetas de regalo, ropa para bebés y libros. También se sortearon dos sillitas de seguridad para el automóvil y una carriola.

Según María y Sam, la información que han recibido en las clases y la consejería individual los ha fortalecido como familia. Tienen confianza en su capacidad como padres y afirman que ahora pueden expresar más claramente lo que desean y necesitan en su relación. Experiencias como esa contribuyen a que las parejas jóvenes puedan establecer relaciones sanas y formar familias sanas.

María y Sam han concurrido a clases del FCC sobre la disciplina positiva, la seguridad en el hogar, la seguridad con sillitas para el automóvil y la lactancia. Cuando a Sam le redujeron el horario en el trabajo, la familia recibió asistencia material con productos alimenticios y ropa. El FCC también los ayudó a completar y presentar la solicitud de cupones de alimentos. María y Sam han recibido material impreso sobre crianza de los hijos, salud mental, relaciones sanas, lactancia materna, prevención del maltrato de menores, violencia doméstica, vivienda, neurotoxinas y recursos comunitarios disponibles. También han recibido calendarios para ayudarlos a registrar sus citas y su consejero hace el seguimiento con ellos para verificar que se cumplan las citas médicas y con recursos comunitarios.

Aunque la crianza del primer hijo puede ser tan estresante, en especial para parejas de ingresos más bajos que tienen menos recursos a nivel familiar y comunitario, tenemos la certeza de que estos jóvenes han salido fortalecidos como padres por medio de las diversas clases y sesiones de consejería que han recibido de nuestra organización y que tendrán una excelente experiencia de crianza. Continuamos manteniendo el contacto con esta joven familia y brindándoles apoyo. Y ellos saben que pueden contar con nosotros si necesitan asistencia adicional.

Kara

Conocí a Kara cuando vino a hacerse una prueba de embarazo. Dijo que no estaba segura de estar embarazada pero quería hacerse una prueba porque había tenido algunos síntomas característicos del embarazo. Cuando la fui conociendo mejor, supe que provenía de una familia sumamente exigente, que ella y su familia compartían sólidas creencias religiosas, y que la educación y una buena ética laboral eran objetivos importantes y esperables para ellos. Kara manifestó que concurría a un instituto local de educación superior y que le faltaba un año y medio para obtener su diploma. Mientras cursaba sus estudios, también tenía un empleo a tiempo completo. Dijo que Blake, su novio, vivía con su madre y concurría a un instituto de educación superior en otro estado. Antes de la cita, ella ya había hablado con Blake y dijo que él la apoyaría ante un posible embarazo.

Cuando continuamos la conversación se evidenció que Kara tenía mucho temor a la posibilidad del embarazo. Manifestó su preocupación de que la madre de Blake no estuviera de acuerdo con esa relación. También pensó que su familia se decepcionaría mucho de ella y le preocupaba no poder terminar sus estudios. Le reiteré que se encontraba en un sitio seguro y confidencial, y que haríamos nuestro mejor esfuerzo por brindarle a ella y su familia el apoyo que necesitaban, independientemente del resultado de la prueba.

Tras la administración de la prueba y la lectura del resultado positivo, Kara se sentó en la sala de consejería, mientras las lágrimas rodaban por su rostro.

Comencé por recordarle que no estaba sola. Luego le pregunté cómo se sentía y si había pensado en lo que haría a partir de ese momento. Kara dijo que se sentía muy nerviosa y que le entristecía tener que decirle a sus padres que no solo había estado sexualmente activa antes del matrimonio, sino que también estaba embarazada. Dijo que estaba muy preocupada por cómo afrontar su realidad con un bebé y también por lo que diría la madre de Blake, pero estaba segura de que deseaba criar al pequeño. Conversamos sobre el desarrollo fetal y la atención prenatal. Le entregué un cuadernillo sobre el desarrollo fetal, y referencias para obtener atención prenatal y vitaminas. Una vez que le respondí todas las preguntas a Kara, programamos otra cita para ella.

A la semana siguiente, Kara regresó para su segunda cita. En esa ocasión recibió referencias adicionales para el programa WIC (asistencia para mujeres, bebés y niños), clases prenatales y un reporte de embarazo para ayudarla a solicitar beneficios durante su embarazo. Dijo que había hablado de su embarazo con sus padres y que, a pesar de que las circunstancias del momento no eran lo que ellos habían imaginado para su futuro, le manifestaron su amor y comprensión para ella, Blake y su futuro nieto.

Kara parecía abrumada por los inminentes meses de embarazo, pero se mantuvo firme en su deseo de seguir trabajando y terminar sus estudios a tiempo. Manifestó su gratitud por las referencias y el apoyo que recibió en el centro de asistencia a embarazadas The Life Center. Así fue que programamos una tercera visita para Kara.

La siguiente ocasión en la que vi a Kara fue cuando comenzó a concurrir a nuestras clases prenatales, algunas semanas después de nuestro primer encuentro. Fue bueno ver que se había entusiasmado con el embarazo. Durante los meses siguientes, Kara nos mantuvo al corriente de lo que sucedía en su vida. Se había enterado de que tendría un varoncito. Me dijo que sus padres se mostraban entusiasmados y comprensivos con respecto al embarazo, y que ella continuaba asistiendo al instituto de educación superior y manteniéndose a un ritmo acorde al plan original. Estaba dispuesta a hacer todo lo que estuviera a su alcance para garantizar su bienestar y el de su hijo. Me dijo que ella y Blake estaban intentando que su relación funcionara, pero debido a la influencia de la madre de él, este no actuaba según su propia manera de pensar. Dijo que habían platicado sobre la posibilidad de que él se mudara a la zona donde ella vivía antes de que naciera su hijo, y que él se había angustiado por el hecho de no poder estar físicamente presente durante el embarazo. Le di a Kara la referencia de una agencia de empleo local para que ayudaran a Blake a encontrar un trabajo adecuado. También le entregué a ella material sobre la paternidad para Blake, a fin de incentivarlo, motivarlo y desafiarlo con los deberes de la paternidad. Le comenté sobre nuestras clases para hombres y mujeres en cuanto a la crianza de hijos y las relaciones personales. Antes de que Kara partiera esa noche, me dijo que, gracias a las clases a las que ella ya había concurrido, se sentía empoderada para incentivar a Blake a hacer frente a su madre y asumir la responsabilidad de su futura familia.

Susie

Susie es una joven de 18 años de edad, egresada de la escuela secundaria, que vino al programa cuando llevaba 6 meses de embarazo. En ese momento, vivía con el padre del bebé. Tenía la esperanza de una vida junto a él y su bebé. Antes de que naciera el bebé, el novio de la joven decidió mudarse a otro estado porque tenía dificultad para encontrar trabajo. Al principio, Susie temía no poder criar al niño sola y realmente deseaba que el bebé tuviera un papá activo en su crianza.

Susie venía con un historial familiar de abuso de drogas y alcohol, y ella también había experimentado brevemente con esas sustancias. Tan pronto como supo que estaba embarazada, tomó la decisión de abandonar ese estilo de vida. Debido a que su madre era adicta a las drogas y el alcohol, Susie se distanció de ella. La joven se cuestionaba su capacidad para criar bien a un hijo con tan poco apoyo.

Susie trabajó con la administradora de su caso para ir superando sus temores. Elaboraron un plan de servicios que le brindaría a Susie el apoyo, el incentivo y la información que necesitaba para seguir adelante con el embarazo y tener a su bebé. Estuvo muy dispuesta a escuchar el consejo y la información que le proporcionó la administradora de su caso y le prestó especial atención al hecho de cuidar de su propia salud y alimentarse bien para mantener sano al bebé.

Susie dio a luz a un saludable varoncito. Seguía sin tener confianza en sí misma y sintiéndose inadecuada para el cuidado del bebé, y por eso le hacía muchas preguntas sobre la crianza a la administradora de su caso. Susie estaba dispuesta a escuchar todos los consejos y realmente quería ser una buena madre. Era muy persistente para seguir el plan del programa y aprender destrezas para el cuidado del bebé, comprender el desarrollo de su hijo, tomar decisiones positivas y cuidar bien de sí misma.

Susie ha manifestado una enorme gratitud a la administradora de su caso por su constante apoyo e incentivo, y por estar siempre a su disposición para responder preguntas.

La administradora del caso describe a Susie como motivada y bastante ingeniosa. Actualmente, Susie está buscando empleo y espera inscribirse en un instituto de educación superior más adelante. Planea seguir participando en el programa hasta que el bebé cumpla un año.

El bebé tiene tres meses y Susie lo está amamantando satisfactoriamente. Finalmente ha llegado a tener la seguridad de que puede criar a su hijo ella sola. Está aprendiendo a interactuar con el pequeño para estimular su desarrollo y le lee cuentos a diario. Es hermoso ver el apego que ella y su pequeño están logrando.

Claire

Claire era una joven de 18 años que, cuando vino por primera vez al Gabriel Project Life Center, un centro de asistencia a embarazadas, llevaba 12 semanas de embarazo y estaba muy molesta. Claire explicó que recientemente se había quedado sin trabajo y que, poco después de haber quedado embarazada, había roto la relación con su novio. Vivía en un pequeño apartamento con su madre y varios de sus hermanos, sobrinas y sobrinos. Sentía que ni su familia ni el padre del bebé la apoyaban y que no sabía cómo podría mantener al bebé. La consultora del Gabriel Project Life Center escuchó las inquietudes de Claire y le brindó el apoyo que necesitaba con desesperación.

Durante su primera visita, Claire se propuso metas para sí misma y recibió ropa de maternidad y artículos para bebé.

Durante los seis meses siguientes, Claire siguió concurriendo a las clases de parto, nutrición y otras del Life Center que la educaron sobre cómo cuidar de su recién nacido. Por su asistencia a las clases, Claire obtuvo suficientes puntos para escoger una cuna portátil y un columpio para su bebé. Ella y su consultora a menudo platicaban sobre las complicadas relaciones familiares de la joven, y sobre sus dificultades financieras y cómo superar ambos desafíos.

También conversaban sobre sus metas en cada visita, entre las que se incluía volver a asistir a la escuela, ser una buena mamá, ser independiente y apuntar por lo menos un evento positivo en su diario cada día. Claire continuó recibiendo ropa de maternidad y artículos para bebé durante todo el embarazo.

Dio a luz a una hermosa niña en noviembre. Desde entonces, han mejorado las relaciones con su mamá y hermanos, y confía en su capacidad para ser una buena madre para su hija. En enero celebró el logro de dos de las metas que se había propuesto durante el verano anterior. Encontró un apartamento para ella y su hija, y regresó a la escuela.

Diana

Soy una mujer afroamericana, soltera, de 39 años de edad. Descubrí que estaba embarazada, me enojé conmigo misma, y me sentí decepcionada y atemorizada. Debí guardar reposo absoluto durante el último trimestre de mi embarazo, por lo que perdí mi empleo. No tenía familia ni amigos que me apoyaran. Di a luz a una hermosa niña. Tras haber vivido en un apartamento alquilado por cinco años, fui desalojada una semana después del nacimiento de mi hija. No tenía vivienda, no tenía un centavo propio y no tenía un lugar al cual recurrir.

Como último recurso, me puse en contacto con Hope House, un centro de recuperación y transición para mujeres, y me aceptaron en el refugio. No tenía idea de lo que sería vivir en un refugio para personas sin vivienda. Sin embargo, para mi sorpresa, me encontré con personas cálidas, afectuosas, generosas y compasivas. No me juzgaron por mi situación, sino que sencillamente me aceptaron y me recibieron.

Había profesionales voluntarios que me orientaron, me instruyeron en todo el proceso de ser madre por primera vez y me enseñaron lecciones valiosas sobre cómo mejorar mi situación y cuidar de mi hija.

Después de varios meses en Hope House, pude obtener vivienda permanente. Tenía muchas ganas de terminar mis estudios superiores pero carecía de recursos financieros. El personal de Hope House me informó sobre un programa de asistencia educacional que procura brindar a las mujeres la oportunidad de romper el ciclo de pobreza y dependencia de la asistencia gubernamental. Me hicieron escribir una carta con mis metas, mis intenciones y el deseo de llegar a ser un miembro productivo de la comunidad.

La junta de directores aprobó mi solicitud de asistencia financiera y fui admitida en Del Mar College, una institución de educación superior, con el propósito de capacitarme como taquígrafa judicial. Mis estudios superiores marcharon bien y, con el tiempo, pude obtener una pensión alimenticia para mi hija. Ya no calificaba para obtener asistencia para el cuidado diurno de mi hija porque recibía la pensión alimenticia y el costo del cuidado diurno superaba mis limitados ingresos. Una vez más, Hope House vino en mi auxilio con el Gabriel Project Community Outreach Program, un programa de extensión comunitaria.

Actualmente, el promedio general de mis calificaciones (GPA) en Del Mar College es de 3.98. Figuro en la lista nacional de estudiantes selectos por sus decanos y soy miembro de la sociedad honoraria “Phi Beta Kappa” de estudiantes distinguidos. Me siento eternamente agradecida porque mi sueño de terminar mis estudios superiores realmente se está concretando y podré brindarle un futuro positivo a mi hija. Todo se lo debo a Hope House de Corpus Christi.

Ana

Ana llegó a Seton Home, un centro de asistencia para embarazadas, cuando esperaba su segundo hijo y llevaba cuatro meses de embarazo. Ana había vivido una vida de abandono y peligro porque su madre era adicta a las drogas y no cuidaba de sus hijos. Después de haber sido puestas bajo la custodia de los Servicios de Protección de Menores, Ana y su hijita vivieron en un refugio en Kerrville durante ocho meses antes de ser transferidas a Seton Home.

En Seton Home, Ana encontró un lugar seguro y acogedor para vivir con su hijita y para que naciera su nueva bebé, quien ya tiene casi un año de edad.

Durante su estancia allí, Ana recibió una gran variedad de servicios, entre los que se incluye atención prenatal, consejería y educación para la salud y la nutrición, instrucción sobre el parto, productos alimenticios, ropa, pañales y todo lo que necesitaba su bebé. Ana también participó en sesiones individuales y grupales de consejería, obtuvo asesoramiento sobre el abuso de drogas y alcohol, educación para la crianza de hijos y capacitación en destrezas para la vida diaria. Lo más importante de todo es que se está poniendo al día con su educación y espera obtener su diploma de equivalencia de escuela secundaria (GED) a principios de febrero. Ha podido concurrir a clases con la certeza de que sus hijas están bien cuidadas en el propio centro de cuidado diurno acreditado de Seton Home.

Ana quiere ser enfermera registrada y busca empleo en la industria de la atención de la salud para mantenerse mientras cursa sus estudios de educación superior.

Ana tiene una mentora que la visita cada semana en Seton Home. Está agradecida por toda la asistencia que ha recibido y por su nueva vida. Tiene grandes expectativas para su futuro y el de sus hijas. Ana dijo: “Tengo dos hermosas hijas que me aman. Cada día me demuestro que me voy transformando en una mejor persona. Seton Home es lo mejor que jamás me haya ocurrido. Contar con personas que cuidan de mí y me brindan apoyo me hace sentir segura. Me alegra que el Estado de Texas tenga un lugar como Seton Home.”

Mary

Cuando Mary nos llamó por primera vez en un frío día de enero, estaba viviendo en su auto. No tenía empleo, ni un lugar donde vivir, ni licencia de conductor, ni dinero para gasolina. Ni siquiera sabía qué tan avanzado estaba su embarazo. Nos dijo por teléfono que necesitaba ropa de maternidad y pañales. La conversación se nos interrumpió antes de tiempo porque se le agotaron los minutos del teléfono celular.

Varios días después, Mary hizo su segundo contacto con nosotros cuando visitó el Gabriel Project Life Center, un centro de asistencia a embarazadas. Tuvo una reunión con una de nuestras mentoras y así dio a conocer su situación, inquietudes y necesidades. Durante esa visita nos enteramos de cómo Mary se había quedado sin vivienda. Después de quedar embarazada, su esposo la dejó y empezó a tener un amorío con una mujer en California. Mary no podía mantenerse sola. Durante esa visita, le entregamos ropa de maternidad, calzado, artículos de aseo personal y ropa para niños, como así también información sobre otras agencias que podrían brindarle asistencia. En su evaluación, ella escribió que le gustaba el Gabriel Project Life Center porque el personal “había manifestado verdadera preocupación” por ella y sus hijos.

Durante los seis meses siguientes, Mary volvió a visitar el Gabriel Project Life Center varias veces para conversar con nuestras mentoras, asistir a clases sobre el embarazo y la crianza de hijos, y también para recibir asistencia material.

En el mes de marzo del mismo año, Mary encontró un apartamento y obtuvo una licencia de conductor. Su esposo le enviaba una manutención financiera para pagar el apartamento, pero ella seguía desempleada. Durante una cita médica en aquella etapa, lamentablemente se enteró de que su embarazo venía con complicaciones. Estaba sufriendo un enorme estrés porque le habían diagnosticado cáncer cerebral a su madre. Además del apoyo emocional, le entregamos más ropa, toallitas húmedas, champú y calzado. Nos dijo que el personal del Gabriel Project Life Center era “comprensivo” respecto de su situación y penurias.

De mayo a julio, Mary concurrió a un total de 9 clases sobre el embarazo y la crianza de hijos, incluyendo “Las etapas del embarazo”, “Juegos adecuados para cada edad” y “En el vientre materno”. Durante la primera clase a la que asistió, nos dijo que realmente disfrutaba de la clase y que planeaba concurrir a varias más.

Su asistencia a las clases educativas le permitieron ganarse dos flamantes muebles para bebé. Escogió un columpio y una sillita mecedora para su bebé.

La última visita de Mary al Life Center fue con su recién nacido y tuvo lugar el 31 de julio del mismo año. Dijo que está fascinada con el bebé y que “es encantador”. La escuchamos manifestar sus inquietudes con respecto a su matrimonio.

En diciembre, nos dijo que había dejado de visitarnos porque había obtenido un empleo. Actualmente ocupa un puesto gerencial en una gran tienda por departamentos. Nos dijo que agradecía toda la ayuda que recibió en el Life Center, y que cumplimos una función clave al ayudarla durante su embarazo. También nos dijo que, si se encuentra con alguna mujer que está en crisis con su embarazo, le dirá cuánto la ayudamos para que esa persona también pueda contactarnos y obtener ayuda.

Morgan

Cuando Morgan llegó al refugio, tenía un embarazo de 28 semanas y una hija de 4 años. Me manifestó que su paso del refugio para personas sin vivienda al Our Lady of the Angels Maternity Shelter (OLAMS, un refugio para mujeres embarazadas) había marcado una diferencia en su vida en muchos aspectos. En sus propias palabras, esta es la perspectiva de Morgan sobre su estancia en OLAMS:

“En primer lugar, me he sentido mucho mejor físicamente, aquí en OLAMS; ¡vino un dentista a extraerme unas muelas y eso ayudó mucho!

 A la vez, he podido utilizar más de mi tiempo para comenzar a concurrir a las clases sobre la crianza de hijos. También he podido concurrir a las actividades de mi hija en su escuela. En OLAMS hay flexibilidad, lo cual me permite concretar más cosas. Esto se siente como un ambiente hogareño. Tengo acceso a una computadora e Internet y me gusta que haya una alarma de seguridad en OLAMS. Debido a que OLAM es una institución religiosa, sé que el personal y los voluntarios siempre utilizarán un vocabulario adecuado en presencia de mi hija.

 Es un lugar silencioso, lo cual nos ayuda a dormir y descansar a mi hija y a mí mejor que en el refugio anterior, y no me siento presionada. Todas esas diferencias han dejado un impacto positivo en mi vida. Estuve agradecida por tener un lugar donde alojarnos en el refugio para personas sin vivienda, pero ahora siento que en OLAMS me han dado la oportunidad de lograr mis metas en un ambiente que es mejor y más acogedor. Además, OLAMS obtiene más ropa para mí si la necesito, o me refieren a otros recursos asociados que cubren mis necesidades”.

Jessica

Cuando Jessica llegó a Annunciation Maternity Home, una residencia maternal para embarazadas, había cumplido sus horas de capacitación en cosmetología, pero no se había inscrito para el examen de la licencia porque habían cambiado las metas de su carrera profesional. Después del nacimiento de su hija, Jessica renovó su compromiso y, con la ayuda de la residencia, desarrolló un plan de servicios que posibilitaría que ella y su hija hicieran la transición de la residencia a una vivienda subsidiada, a más tardar, y a la vida independiente, a más tardar, como así también obtener ingresos suplementarios y la oportunidad de terminar sus estudios.

Desde que implementó ese nuevo plan de servicios, Jessica fue transferida a un centro educativo local y solo obtiene las más altas calificaciones en todas sus clases. Jessica también se está preparando para aprobar el examen de licencia en cosmetología a fin de este año. Asimismo, ha obtenido un empleo a tiempo parcial para ahorrar dinero para su transición fuera del refugio. Aunque su vida es muy agitada, siempre dedica un tiempo de calidad a su bebé y concurre a toda sesión de capacitación en el desarrollo infantil que le sea posible para seguir mejorando sus habilidades de crianza.